La tormenta
El cielo se cerró, el día se volvió noche y la lluvia empezó a caer con fuerza. Los rayos y los truenos se sucedían en aquella tarde de verano que había empezado de manera apacible. Los árboles aguantaban a duras penas los embates del viento.
Después de media hora de tempestad, la lluvia fue cesando y el viento se calmó. Entonces hacia el sur se empezó a ver claridad. Poco a poco el claro se fue a acercando y el sol empezó a brillar. Un arcoiris iluminó la tarde.
Entonces me acordé que siempre escampa, que no hay que perder la esperanza.
Después de media hora de tempestad, la lluvia fue cesando y el viento se calmó. Entonces hacia el sur se empezó a ver claridad. Poco a poco el claro se fue a acercando y el sol empezó a brillar. Un arcoiris iluminó la tarde.
Entonces me acordé que siempre escampa, que no hay que perder la esperanza.
1 comentario
Marta -
Durante años, he llevado como frase estandarte de mi "pensamiento", una de este escritor, que trata precisamente de la esperanza:
"Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes."
Besos